Polémico. Cuestionado. Dudoso. Así fue el veredicto de los jueces en la pelea en la que Brian Castaño y el estadounidense Jermell Charlo unificaban los títulos superwelter, en San Antonio. El controvertido fallo divido dictaminó un empate, pero el boxeador argentino sintió que ganó, desde el momento mismo en que sonó la última campana, al cabo del duodécimo round.
“Yo sentí que la pelea la gané. Quiero pedir una revancha inmediatamente porque la pelea sé que la gané yo”, pidió Castaño, todavía encima del ring, allí donde escuchó las tarjetas de Steve Weisfeld (114-113 para el argentino), Nelson Vázquez (117-111 para el local) y Tim Cheatham (114-114).
El pugilista de Isidro Casanova, 31 años, conservó su cinturón de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), pero, quizás injustamente, no logró arrebatarle a Charlo las coronas de Asociación Mundial de Boxeo (AMB), del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y de la Federación Internacional de Boxeo.
En definitiva, fue una noche positiva por otros factores para Castaño, porque dominó durante gran parte del combate a un Charlo que, a excepción del segundo asalto y de los últimos rounds, no logró contrarrestar la estratégica pelea que le presentó el argentino. Y también porque puso bien alto su nombre y apellido, dando la talla en un compromiso de alto nivel.
“Se me escapó por un poquito, es lo que lamento, pero demostramos que estamos para grandes cosas. Ojalá me de la revancha. Si no quiere pelear otra vez conmigo, buscaremos por otro lado”, advirtió el bonaerense.