La imagen fue altamente impactante e impresionante: faltaban tres minutos para finalizar el primer tiempo entre Dinamarca y Finlandia, en Copenhague, cuando el volante local Christian Eriksen recibió el pase de un saque lateral y de inmediato se desplomó.
Tendido en el piso, inconsciente y sin reaccionar, motivó un gran susto y angustia entre sus compañeros y rivales, y también en el público presente en el estadio. El árbitro pidió el ingreso de los médicos y los futbolistas, de ambos equipos, acusaron el impacto, varios de ellos con lágrimas en los ojos.
Eriksen permaneció acostado sobre el césped durante aproximadamente diez minutos mientras era atendido por los médicos que intentaban reanimarlo. Apenas dio signos de reacción, se decidió su traslado.
Sus compañeros lo rodearon y finalmente, cuando el jugador del Inter fue llevado en camilla, lo escoltaron, colocando una lona a ambos costados, mientras se dirigían al vestuario.
El partido -correspondiente a la primera fecha del Grupo B de la Eurocopa y con resultado empatado 0 a 0 al momento de la interrupción- fue suspendido. Lógico.
El primer diagnostico, desde el hospital, trajo tranquilidad: “Christian Eriksen está despierto y debe someterse a más exámenes en Rigshospitalet”, anunció el comunicado oficial de la Federación Danesa de Fútbol.
Eriksen, de 29 años, integra la Selección de Dinamarca desde los 18 años y jugó en los Mundiales de Sudáfrica 2010 y Rusia 2018. Su trayectoria en clubes incluye Ajax, Tottenham Hotspur y a principios del año pasado se sumó al Inter, donde se coronó recientemente campeón de la Serie A.