En silencio hacia afuera y con mucho para decir hacia dentro del club, así fue la salida de Mauro Zárate de Boca Juniors tras casi tres años en el xeneize.
A diferencia del momento de su arribo, no hubo declaraciones explosivas en los medios de comunicación, como cuando dejó Vélez Sarsfield en medio del enojo de los hinchas.
El delantero, que en su paso por el club de la ribera tuvo altibajos físicos y futbolísticos, y que no logró terminar de mostrar todo su potencial, se despidió ayer de sus compañeros y hoy pasó por Ezeiza para concretar la rescisión con el Consejo de Fútbol.
Fue una reunión de poco menos de una hora, en la que se llegó a un acuerdo para ejecutar anticipadamente la cláusula de salida a la que tenía derecho a partir del 30 de junio.
Así las cosas, ya no deberá presentarse a entrenar, a pesar de que a Boca solo le quedaba un partido de Copa Libertadores y uno o dos de Copa de la Liga, en la que está en semifinales.
Por eso, con tres títulos locales en el bolso, ninguna declaración pública, pero habiendo manifestado varias molestias y enojos donde tenía que hacerlo, Zárate ya no es más jugador de Boca.