La frustrada creación de la Superliga europea sigue dejando coletazos en Inglaterra, y hoy llegó incluso a obligar a la suspensión del clásico que iban a jugar Manchester United y Liverpool en Old Trafford.
En la previa de un partido que el local estaba obligado a ganar para postergar la coronación de su vecino, Manchester City, cientos de hinchas vencieron la resistencia de la seguridad del estadio e invadieron el campo de juego.
La manifestación, que fuera de la cancha fue de unos 10.000 fanáticos, apuntó principalmente contra la familia Glazer, propietaria del club, y Ed Woodward, el vicepresidente ejecutivo que presentó su renuncia recientemente, tras el escándalo del torneo que no fue.
Varios medios incluso informaron que han llegado a arrojar bengalas contra el palco oficial.
“Tras hablar con la policía, la Premier League, el ayuntamiento de Mánchester y los clubes, el partido contra el Liverpool fue postergado debido a las preocupaciones por la seguridad después de las protestas de hoy”, indicó Manchester United a través de un comunicado.
Una vez más, la locura venció a las restricciones por la pandemia de coronavirus.