El Chelsea se consagró hoy en la Champions League y cerró una gran temporada en la que cambió de conducción a tiempo y armó una estructura sólida basada en el equilbrio y frescura de sus jugadores.
En el comienzo del año futbolístico 2020/21, Chelsea se había armado para pelear la Premier League y armar un equipo competitivo bajo la orientación técnica de Frank Lampard, un emblema de la institución londinense.
Fue así como llegaron jugadores como Werner, Havertz, Ziyech y Chilwell, todos jóvenes con mucho potencial y siendo figuras en sus respectivos equipos.
Además, se potenció a la defensa con el experimentado Thiago Silva, quien perdió la final de la Champions pasada con el París Saint Germain (PSG) y tuvo revancha unos meses más tarde.
Estos jugadores, más los aportes de Mendy, Kanté y Mount, le dieron una impronta de solidez al equipo, que se fue armando con el correr de los partidos.
Luego de un comienzo irregular de temporada, la dirigencia decidió prescindir de Lampard y contrató a Tuchel para cambiar el aire en Stamford Bridge y renovar a un equipo que parecía deprimido.
A partir del arribo del alemán, el equipo no sólo se posicionó bien en la Premier League, sino que llegó a la definición de la FA Cup y encarriló la clasificación a octavos de final de la Champions.
En esa instancia, sorprendió al eliminar al Atlético de Madrid de Diego Simeone, ganándole los dos partidos. En cuartos, se midió con Porto y sentenció la serie con la victoria de ida de visitante.
Los Blues fueron tomando confianza a medida que pasaban instancias y en semifinales se midió con el poderoso Real Madrid, el más ganador de Europa.
No le tembló el pulso al equipo de Tuchel e hizo un gran partido en España, consiguiendo un valioso empate 1-1. En la revancha, se impuso 2-0 para llegar a la finalísima.
En el partido decisivo desarrollado en el estadio de Porto, Chelsea desarticuló la estrategia del Manchester City de Guardiola y con solidez se impuso justamente 1-0 para ser por segunda vez en su historia el mejor equipo de Europa.