Mariano Lizardo, secretario de actas y presidente del Departamento Jurídico de Vélez Sarsfield, se refirió esta mañana a la fiesta clandestina que se llevó a cabo en el Polideportivo del club de Liniers entre la noche del miércoles y la madrugada del jueves, con presencia de la barrabrava del club.
El dirigente del Fortín admitió que hubo “fallas en los controles y también en la dirigencia” y que la autorización que el club emitió fue para “celebrar un cumpleaños con un tope máximo de 30 personas”.
Por este hecho, Celsa Victoria Ramírez, fiscal especializada en eventos masivos del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, imputará a Sergio Rapisarda, como presidente de Vélez, y también al jefe de seguridad del club, Eduardo Capuchetti.
“Fallaron los controles, fallamos como parte de la dirigencia. Trataremos de corregir, tenemos una responsabilidad objetiva por los hechos que sucedieron”, admitió Lizardo en TyC Sports.
En ese sentido, explicó: “La autorización no fue dada para una fiesta clandestina, sino que fue para celebrar un cumpleaños con un tope máximo de 30 personas”.
“Evidentemente acá había más, entre 80 y 110 personas, en un lugar para 500 personas y semi abierto”, puntualizó Lizardo.
El dirigente velezano consideró que la popularidad del artista L-gante, quien brindó un show, fue un factor clave para la masividad que tuvo el evento.
“Hubo falta de control nuestra y la presencia de un artista que tiene 30 millones de visitas”, indicó.
Por último, se refirió a la relación de la dirigencia con los barras: “Hay que tratar de convivir con los barras. Uno tiene que negociar. Esto fue una falta de control, una responsabilidad efectiva nuestra”.