Mauro Rosero es un humorista e influencer muy popular en su patria, Colombia. Y desde que comenzó la pandemia de coronavirus alternó su actividad artística con acciones solidarias destinadas a desparramar ayuda hacia los sectores más vulnerables.
Así comenzó a recorrer las calles de Bogotá, atento a detectar personas en situación complicada. “Que disfruten de este almuerzo, la idea es que la pasen distinto, que compartan y que no haya ningún malestar. Usted es una guerrera, una luchadora, nunca pare”, sorprendió Rosero ofreciendo tres platos de comida caliente a una mujer, que estaba junto a sus dos pequeñas hijas.
No sólo les entregó el alimento elaborado, sino que mantuvo un diálogo con ellas, conoció sus historias de vida y antes de despedirse les dio dinero en efectivo. Como una caricia adicional al alma, les dejó dibujada una sonrisa en sus sufridos rostros.
Otra de las acciones iniciales de este artista bogotano fue brindarle una colaboración económica a un vendedora ambulante de 65 años, con quien también compartió una charla esperanzadora y le ofreció su humor. Estas recorrida con fines solidarias ya se convirtieron en una costumbre, una movida solidaria y sorpresiva reiterada en las calles de la capital colombiana.
Como buen influencer, Rosero filma sus acciones solidarias y luego las sube a su cuenta de Instagram (@maurorg9), donde son replicadas por sus más de 155.000 seguidores. Y en uno de ellos dejó un mensaje claro: “Este video es para contagiarte, para que te motive a aportar no con poco, no con mucho, sino con lo que tú puedas y que le aportemos a este mundo positivamente”.
Mauro Rosero, comediante que combina el sarcasmo, la sagacidad y temas políticos y sociales desde los escenarios y las pantallas, en tiempos normales, y a través de lnternet en tiempos de pandemia, afirma que “me pregunto cada día: ¿Cómo puedo ser mejor? y ¿Cómo puedo influenciar positivamente a mis seguidores?”.
No duda en establecer: “Hoy más que nunca el mundo necesita de la bondad y hermandad de todos. Esta pandemia ha azotado fuertemente las emociones, el espíritu y la economía de las personas. Sin embargo, esto tiene que motivarnos a seguir adelante juntos, a brindar nuestra mano amiga a quien podamos, a fortalecer con nuestras palabras, oraciones o nuestros bienes el espíritu de quienes sienten que ya no pueden más”.