No es un error de tipeo, sino la descripción de cómo se están manejando las diferencias alternativas posibles para encarar la próxima doble fecha de Eliminatorias Sudamericanas, en la que Argentina debería recibir a Uruguay el 26 de marzo y visitar a Brasil, epicentro actual de la pandemia en la región, cuatro días más tarde.
Mientras el mundo se esfuerza en adelantar una nueva normalidad, en el planeta aún se vive la segunda ola de contagios, aparecen mutaciones del virus y la gran mayoría de las personas no está vacunada. Por lo tanto, esa normalidad tan buscada e impracticable en otros ámbitos se ajusta perfectamente a lo que suele ser la dirigencia del fútbol a nivel global: anormal.
Por un lado, los clubes ingleses y alemanes se niegan a ceder a sus futbolistas, quien al regresar a Europa estarían obligados a un aislamiento de diez días.
Por otro, comenzaron a surgir trabas locales, como en Colombia. donde su ministro de Salud, Fernando Gómez Ruiz, aseguró que no permitirá el ingreso del seleccionado brasileño a su país, donde debería enfrentar el 26 a los cafeteros.
“Hoy sería muy difícil cualquier vuelo desde Brasil. No tendría cómo justificar la apertura de un charter, teniendo en cuenta que hay otras poblaciones esperando la posibilidad de un vuelo humanitario”, explicó.
Mientras tanto, se suceden día tras día las reuniones virtuales entre autoridades de CONMEBOL y FIFA para determinar cómo seguir. De momento, solo se acordó que no se trasladarán los seleccionados sudamericanos a Europa, que era una de las opciones.
A tres semanas de los partidos, todo está por verse. Existe la chance de que se reprogramen los encuentros, aunque en realidad no hay fechas disponibles, pero también podría darse que solo se citen futbolistas de ligas americanas,algo que a Argentina no le molestaría, teniendo en cuenta que debe medirse ante Uruguay y Brasil, dos que también perderían a sus máximas figuras.
Los cónclaves de los próximos dos días serán clave para la determinación final.