Después de poco más de una decena de partidos, y de una primavera fugaz en la Copa Diego Maradona, Mariano Soso dejó de ser este lunes el entrenador de San Lorenzo de Almagro.
La ausencia del equipo azulgrana en la final de aquel torneo, el único que disputó después del receso por la pandemia de Coronavirus, fue una de las claves para determinar su salida del club, un año y medio antes de caducar su contrato.
Otro de los argumentos fue el pobre funcionamiento que en líneas generales mostró San Lorenzo bajo su conducción, principalmente en esta segunda fase de la Copa Diego Maradona, en la que sólo logró un triunfo en cinco encuentros.
Lo mejor del equipo se vio entre la segunda y la cuarta fecha de la primera ronda, cuando el conjunto azulgrana logró tres triunfos consecutivos.
Después el rendimiento mermó y nunca pudo verse en San Lorenzo una identidad clara de juego. Por el contrario, los cambios de piezas y dibujos tácticos fueron una constante.
Además, puertas adentro las cosas no fueron sencillas para el entrenador. Las continuas polémicas alrededor de los hermanos paraguayos Ángel y Óscar Romero, los jugadores más gravitantes de equipo, desgastaron el ciclo más allá de lo futbolístico.
La última situación incómoda se habría vivido en el vestuario del estadio Florencio Sola, donde el Ciclón cayó por un contundente 4-1 en la noche del domingo ante Banfield, resultado que terminó de empujar a Soso fuera del club.
Cuatro victorias, igual cantidad de empates y tres derrotas es la cosecha con la que Soso decidió marcharse de San Lorenzo, en una decisión que le comunicó esta mañana en forma virtual a los principales dirigentes de la institución.