El ciclista francés Julian Alaphilippe, el flamante campeón del mundo de ruta, le dio la dimensión exacta a la frase “Nunca hay que festejar antes de tiempo” en el final de la competencia Lieja-Bastoña-Lieja.
En un cierre apretado, Alaphilippe parecía el seguro ganador, pero el francés no tuvo mejor idea que dejar de pedalear a metros de la línea de sentencia y dejarse llevar por la inercia, pero no tuvo en cuenta a alguien, el eslovaco Primoz Roglic, quien pasó como un rayo a su derecha y se quedó con el triunfo.
Pero eso no fue lo único que perdió Alaphillipe, porque momentos después los comisarios deportivos lo penalizaron por una mala maniobra en el sprint final, y debió conformarse con el quinto lugar.