“Un escape afortunado”, así lo definió la gente del Moto GP. Y a decir verdad no se equivocaron. Jack Miller maniobró mal su Ducati en la curva 8 del circuito de Le Mans, y tuvo que pagar un precio.
El australiano salió despedido de su moto, rebotó contra el asfalto, y dio varias vueltas sobre la cama de leca, y, aunque sea difícil creerlo, se puso inmediatamente de pie.
“Mi cuello está un poco rígido, la espalda está un poco rígida pero estaremos bien”, dijo Miller en la conferencia de prensa llevada a cabo tras la clasificación.
Como si eso no hubiese sido suficiente, Miller tuvo un premio extra: terminó la clasificación en el segundo lugar.