Jorge Messi y Josep Maria Bartomeu se reunirán mañana para definir el futuro del futbolista más importante en la historia de Barcelona, aunque con posturas que parecen irreconciliables.
De un lado, desde el club argumentarán que la posibilidad del rosarino de irse gratis ya había expirado cuando el jugador envió el burofax declarándose libre. Por lo tanto, si se quiere ir, debería pagar los 700 millones de euros que marca su cláusula de rescisión.
Además, según informó Mundo Deportivo, propondrían una extensión del contrato hasta después del Mundial de Qatar 2022, o sea, fin de ese año.
Messi, por su parte, insistirá con los argumentos que presentó al informar que se irá, o al menos buscará una salida “amistosa”, con algún tipo de resarcimiento para el club en el que desarrolló toda su carrera profesional.
Fuera de esa reunión, Manchester City aguarda agazapado para saber si se llevará a la joya sin pagar (más allá del jugoso contrato que le ofrece), o si deberá preparar la billetera, o algún tipo de canje por un futbolista de su plantel.
Ronald Koeman, entrenador de Barcelona, aún no se resigna a perder a un jugador que considera clave para sus planes y objetivos.