Apenas un partido, solo un puñado de minutos. Es todo lo que Marcos Rojo pudo disfrutar en su regreso a Estudiantes, a “su casa“. Una lesión muscular y posteriormente la pandemia de Coronavirus atentaron contra los deseos del defensor de defender la camiseta del Pincha en más oportunidades, durante los seis meses que duraba su préstamo.
Sin embargo, llegó la hora de la despedida para el subcampeón del mundo en Brasil 2014. Es el momento de volver a Manchester United, que pretendía 12 millones de libras por su pase (unos 15.6 millones de dólares). Una suma a todas luces inalcanzable para la tesorería del club platense.
En sus redes sociales, Rojo regó su despedida con palabras emotivas. “Les juro que fui feliz”, aseguró.
“Cuando supe que volvía a Estudiantes hace unos meses atrás, dije que no importaba cuanto durara este regreso y que solo quería disfrutar de la felicidad que me generaba estar de nuevo en Casa!”, comenzó.
En su cuenta de Instagram, agregó: “Les juro que fui feliz. Por volver a ver los ojos de mi vieja llenos de lágrimas antes de entrar a jugar. Por pisar el césped de “UNO”. Por sentir el apoyo de las glorias de mi club. Por recibir enormes gestos de cariño y aliento de toda la familia pincharrata… Por vestir una vez más los colores de mi vida“.
“Se que no alcanzó. Se que quizás estaré en deuda por no poder devolver tanto amor e incondicionalidad!”, prosiguió.
En esa dirección, agregó: “Me toca despedirme, y me voy con el sueño atragantado, con un sabor agridulce, y masticando la bronca de saber que al esfuerzo y las ganas de volver les faltó el fútbol”.
“Seguramente no sea momento de jurar ni prometer regresos, pero se que me voy más “pincha” que cuando llegué, porque este club me volvió a dar una lección de afecto y gratitud, y porque se que en el diccionario de Estudiantes los ‘sueños’, la ‘lucha’ y la ‘pertenencia’ MANDAN!”, completó Rojo y completó su despedida con un “hasta pronto”.