“No me imaginaba la guerra así. En un momento, mirando un combate, parecía una película”.
Omar De Felippe adquirió cierta fama en el mundo del fútbol primero como jugador, y luego como entrenador.
Pero antes que eso, más precisamente allá por abril de 1982, con los 20 años recién cumplidos, comenzó a vivir una historia que cambió su vida, y tuvo como escenario las Islas Malvinas.
Con el correr de los años, De Felippe contó su experiencia en una guerra que marcó a todo un país, pero especialmente a una generación…
“Que la historia debe ser contada por los que la vivieron y no por los que se quedaron en su casa. Me hizo ver el otro lado. Es un pequeño homenaje para los que no están. Para los que se quedaron allá. Claro que todavía me duele que no pregunten o que no sepan”.
“Al principio, algunos se herían para volver. Limpiaban las armas y hacían como se les escapaba un tiro en el pie. En un momento los jefes se dieron cuenta porque se empezaron a multiplicar los casos. A mí nunca se me cruzó por la cabeza. No por héroe, sino porque pensaba en volver a jugar en Huracán”.
“Te vas endureciendo de tal manera que sólo te preocupás por tu grupo, que son 4 o 5 personas. Todo se hace más duro”.
“Estuve años sin hablar, luego lo rompí. Estaba cansado de que no le dieran atención a la gente de Malvinas. Me da bronca que por mucho tiempo nos hayan tenido olvidados, escondidos. Decidí que daba una última nota y nada más. Un camarógrafo, un chico de 18 años, me dijo que creía que debía seguir hablando para evitar el olvido”
“Había que volver y fue difícil. El paso del tiempo y el fútbol me ayudaron a llevar una vida más normal. Eso me salvó.”