Ezequiel Aldo Noblea está teniendo su primera experiencia futbolística fuera de Argentina. A poco de llegar a Atlético Santo Domingo, de la Serie B, de Ecuador le tocó enfrentar a un rival inédito: la pandemia de coronavirus.
“Acá la situación del virus está jodida; hay 2240 infectados y 75 fallecidos. El Gobierno desde el día uno se lo tomó con seriedad y adoptó todas las medidas necesarias“, le cuenta el delantero de 24 años a IAM Noticias.
Detalla que “entramos en cuarentena rápidamente; hay días determinados para salir a abastecerse según el último número del DNI y a partir de las 2 de la tarde hasta las 5 de la mañana hay toque de queda”.
Noblea cuenta que “en el caso de nuestro equipo, el director técnico rápidamente tomó las medidas necesarias para nuestro cuidado, pero seguimos entrenando igual hasta que LigaPro tomó la decisión de parar todo el fútbol”.
“Sabíamos que iba a pasar esto y estábamos todos de acuerdo porque la salud de las personas esta por encima de todo“, afirma convencido el futbolista argentino.
Indica que “es raro en esta época entrenarnos en nuestras casas y por nuestra cuenta. Pero lo hacemos a conciencia. Además yo hablo mucho con Nicolás Franchini, que es el profe que me entrena cuando estoy en Argentina, y todos los dias me pasa rutinas diferentes para no perder el ritmo”.
Si no fuese por la suspensión obligatoria de la actividad el atacante argentino estaría en acción por estos días. Cuenta que “vine con mucho entusiasmo, el grupo me recibió muy bien y me hizo sentir muy cómodo. Todavía no tuve la suerte de jugar ningún partido oficial por temas de papeles, pero gracias a Dios ya se solucionó todo y cuando retome el campeonato estoy a disposición del DT y me va tocar ganarme un lugar”.
De su pasado en el ascenso argentino -jugó en Talleres de Remedios de Escalada y San Martín– Noblea destaca: “Talleres es lo más lindo que me pasó, es el club que amo. Llegué muy chico, debuté en Primera a los 18 años cuando el técnico era Cristian Aldirico y ese año tuvimos la suerte de ascender. Me quedó algo pendiente y el día de mañana me encantaría volver a defender esa camiseta”.
De su paso por el club de Burzaco manifiesta: “San Martín es el club que me devolvió la felicidad. Por malos manejos de representantes me quedé sin club, y después de unos largos meses San Martin me abrió las puertas para volver a pisar una cancha como jugador. Y gracias a Dios después de un campeonato difícil peleando la permanencia en la categoría, les pude devolver lo que hicieron por mi, metiendo el gol que nos salvó del descenso”.
Ezequiel tiene genes futbolísticos: su padre Aldo jugó, en la década del 80, en Vélez, Unión, Quilmes, Talleres de Remedios de Escalada y Nueva Chicago.
“Si hoy estoy donde estoy es gracias a mi viejo -resalta-; desde muy chico me enseñó todo, me explicó cada detalle del fútbol, como uno se tiene que manejar fuera y dentro de la cancha. Después de los partidos me dice como me vio, lo que hice bien y lo que hice mal, y lo que tengo por mejorar. Y siempre me dijo: No importa donde empezás, sino donde terminas“.
Agrega Noblea: “también mi vieja me ayuda mucho en estar bien de la cabeza, en ser siempre positivo y nunca perder las esperanzas. Creo que una de las herramientas mas fuertes del fútbol es justamente la cabeza”.