Con la suspensión obligada del fútbol y la incertidumbre sobre su fecha de reanudación, los directivos argentinos ya empezaron a analizar varios temas desencadenados de esta realidad. Por ejemplo, los ascensos y descensos.
Una posibilidad cierta que estudia la remozada conducción de AFA y la flamante Liga Profesional es que la Copa de la Superliga y el campeonato de Primera Nacional queden suspendidos definitivamente. Y arrancar en agosto o septiembre, si la pandemia de corona virus, lo permite con una nueva temporada.
En ese caso quedaría vacante el título de campeón de la Copa de Superliga y se suspenderían los tres descensos pactados de antemano -en realidad eran cuatro antes de empezar la Superliga; y en las últimas semanas se discutió bajarlos a dos y hasta resucitar la Promoción- a la Primera Nacional.
Otra variante manejada, aunque rechazada por la mayoría en las charlas via wasap de los dirigentes, es el descenso de los tres últimos a la fecha en la tabla de Promedios. Serían Central Córdoba (1,083), Patronato (1,078) y Gimnasia y Esgrima (1,052).
La Primera Nacional otorgaba, en su génesis, un ascenso directo, a definir en una final entre los ganadores de las Zonas 1 y 2. Y otro salto a la división máxima, a disputarse una liguilla entre el perdedor de esa final y los segundo, tercero y cuarto de cada Zona.
La idea mayoritaria, en caso de no continuar el certamen, es otorgarle los ascensos a Atlanta y San Martín de Tucumán, líderes hasta el momento de cada Zona. Se llevan disputadas 21 fechas y restan nueve para completar todos los casilleros del fixture.
Así el campeonato de Primera A 2020-21, seguramente dividido en Apertura y Clausura, contaría con 26 participantes.
En caso de confirmarse la anulación de los descensos y los dos ascensos anticipados surgirán nuevas polémicas un fútbol ya de por sí plagado de situaciones irregulares. Aunque en esta ocasión nace de una situación atípica y de fuerza mayor.