La elección de Miguel Ángel Russo como reemplazante de Gustavo Alfaro en la conducción técnica tiene, entre otras connotaciones, la detección temprana del máximo objetivo que Boca perseguirá en 2020.
La Copa Libertadores nuevamente aparece en el horizonte del Xeneize y el experimentado entrenador de 63 años fue el último que logró ese trofeo en Boca, en 2007, con una brillante actuación de Juan Román Riquelme.
El ex futbolista y máximo ídolo de la institución, ahora vicepresidente segundo tras las elecciones que consagraron a Jorge Ameal como nuevo presidente, decidió ir en busca de Russo y el técnico que viene de dirigir a Cerro Porteño de Paraguay aceptó.
La Superliga es otro de los torneos que se llevará la atención de Russo. Boca marcha como único escolta del líder, Argentinos Juniors, a sólo un punto, y una consagración en los primeros días de marzo, cuando termina ese torneo, supondría un espaldarazo importante para el nuevo proceso.
La presentación se produciría esta tarde en La Bombonera y Boca iniciaría una nueva etapa. Según trascendió, estará acompañado por Leandro Somoza y Hugo Ibarra como ayudantes, y Damián Lanatta como preparador físico.
La primera gestión de Russo en Boca terminó en diciembre de 2007, cuando la dirigencia decidió no renovarle el contrato tras perder la final del Mundial de Clubes de Japón frente a Milan de Italia.
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