Apenas pasaron cinco meses de aquella noche en que los Toronto Raptors ganaron el sexto juego de las Finales 2018/19, y se consagraron campeones de la NBA.
Sin embargo para los Golden State Warriors esos cinco meses parecen una eternidad.
En esos cinco meses se fueron Kevin Durant y André Iguodala, pilares del equipo; y Klay Thompson se encuentra en proceso de recuperación de una grave lesión de rodilla producida en un encuentro de la final ante los Raptors.
Como si esto no fuera poco, en el inicio de esta complicada temporada Steph Curry, nada menos que él, sufrió la fractura de la muñeca de su mano izquierda y no se sabe cuándo se reincorpora al equipo, un equipo con mucha juventud y escasa experiencia.
A partir de todo eso se puede tratar un hecho que se produjo después de la derrota (122-108) sufrida a manos de los Utah Jazz: que los Warriors ocupen la última posición de la Conferencia Oeste.
Pero la caída no para allí: los Warriors poseen actualmente el peor récord de toda la liga, con 2 triunfos y 9 derrotas.
Sin embargo las sorpresas, negativas, siguen: los 121.2 puntos de promedio que recibe en cada partido lo ubican sólo por delante de los Brooklyn Nets (121.7) y los New Orleans Pelicans (122.4); y que uno de los ataques más importantes de los últimos tiempos ocupe actualmente la posición 14 (111.7 puntos de promedio), siendo superado por equipo tradicionalmente más conservadores (Boston, Washington, Minessota, por ejemplo).
“Definitivamente espero volver y jugar“, afirmó Curry hace unas horas.
¿Volverá?, ¿Podrá rescatar a los Warriors? Preguntas para un equipo que si bien no arrancó la competencia como candidato, tampoco parecía destinado a vivir el presente que vive.