“Cuando me ofrecieron ser técnico de Almirante Brown, si lo hubiese pensado fríamente, no agarraba. El equipo llevaba ocho fechas sin ganar, acababa de irse un colega como Blas Giunta, la amenaza de descenso estaba cercana, la hinchada estaba dividida en varias fracciones muy enfrentadas… Encima tenía que asumir un lunes y el miércoles jugábamos con J. J. Urquiza. Pero fueron más las ganas que tenía de probarme y mostrar mi trabajo, sobre todo sabiendo que Brown es un club muy grande del ascenso, y acepté”.
Con estas palabras, Raúl Ernesto Pacha Cardozo, ex lateral izquierdo campeón de la Libertadores y la Intercontinental con Vélez, recuerda su estreno como director técnico de un plantel profesional.
El rendimiento de Almirante Brown en esas once fechas finales del pasado campeonato de Primera B Metropolitana arrojaron un balance satisfactorio: 7 triunfos, 1 empate y 3 derrotas (incluida la del debut acelerado con J. J. Urquiza y luego ante los ascendidos Atlanta y Deportivo Riestra, todos 1-0) que hicieron olvidar las cuentas por el promedio y hasta dejaron a La Fragata a un paso de entrar al Reducido.
“La verdad que fue una campaña positiva. Asumí de forma interina, y al tercer partido me confirmaron. Pasé la prueba de fuego. Enseguida me di cuenta que había buen material y que había heredado un plantel inteligente. Noté que se podía hacer algo importante. Quedamos a sólo dos puntos de clasificar al Reducido”, señala Cardozo en su entrevista con IAM Noticias.
Asegura que “le encontramos la vuelta al equipo y el plantel supo entender e interpretar el mensaje del cuerpo técnico. Lo que nosotros planificábamos en la semana, ellos lo ejecutaban en la cancha. Me tenía mucha fe y dirigir Almirante Brown me permitió comprobar que estoy capacitado para ser cabeza de un grupo profesional y prepararme para el próximo desafío. Yo había trabajado como ayudante de campo del Turco Omar Asad en Godoy Cruz, Emelec y San Lorenzo y soy el técnico del equipo de la Universidad de La Matanza, desde hace trece años, y de la Selección Universitaria Argentina; ahí acumulé mucha experiencia. En Brown demostré que puedo pararme frente a un plantel profesional y lograr que el futbolista entienda y aplique mi propuesta”.
¿Por qué no renovó su vínculo? Responde el entrenador de 51 años: “había una diferencia económica, pero muy chica. Nada, diría. Por eso entendí que no había predisposición de parte de la directiva para renovar el contrato. Igual me fui muy bien del club y estoy sumamente agradecido a los dirigentes de Almirante Brown por haberme dado la oportunidad de mostrar muy trabajo. Hasta teníamos programada la pretemporada con mi cuerpo técnico, Marcos Galarza (ex jugador de Banfield) como ayudante y Brian Insfrán como preparador físico; pero no se dio y nos fuimos dándole las gracias a Brown y ya estamos pensando en encarar un nuevo desafío”.
Al analizar la diferencia entre un plantel de universitarios y un grupo profesional como Almirante Brown, el Pacha Cardozo considera que “la esencia del fútbol es siempre la misma. Quizás los futbolistas amateurs son más “profesionales” porque vienen a entrenar después de trabajar y estudiar durante el día. Por ahí al profesional cuesta un poco más convencerlo. Con la Selección Argentina Universitaria fuimos a competir a los Juegos Olímpicos Universitarios de Taipei 2017 y de Nápoles hace poco y el nivel era muy competitivo y con un roce importante. Ser técnico de la Universidad de La Matanza no es inconveniente para que pueda conducir un plantel profesional, porque tanto el rector de la Universidad de La Matanza, Daniel Martinez como el director deportivo Adrián Verdin me dieron y me dan total libertad y facilidades para que pueda desarrollar ambas funciones”.
Cardozo, el mejor número 3 de la historia de Vélez según encuestas partidarias, levantó las Copas Libertadores e Intercontinental en 1994. Sin embargo evita hacer ostentación de tremendos logros “no me gusta vivir del pasado ni del futuro. Me gusta vivir el presente, esa es la realidad. Ahora sólo pienso en esta entrevista y en el café que estamos tomando. Nunca miro los videos de aquellas finales, me darían mucha nostalgia y no quiero mirar atrás. Sí, sé que quedé en la historia del club; cuando dicen campeón del mundo sé que mi nombre y apellido están ahí y nadie podrá borrarlos”. Ser DT de Vélez es una cuenta pendiente para Cardozo; “hay gente que no se portó bien conmigo cuando pude tener la oportunidad de ser Coordinador del Fútbol Amateur o dirigir una categoría de Inferiores, pero sé que algún día volveré a mi casa como entrenador”, dice. Finalizado su ciclo en El Fortín (411 partidos, 10 goles, entre 1986 y 1999), extendió su carrera de futbolista en Newell’s, Chacarita Juniors, Nacional de Uruguay, Olimpia de Paraguay y Villa Dálmine.
“Siempre me definí como un trabajador del fútbol y todo me costó el doble. Me pasó como jugador y también ahora como técnico. Sé que con mucho trabajo al final el éxito llega; lo viví como futbolista y espero repetirlo en esta profesión. Tengo muchas ganas de volver a dirigir una Primera y sé que trabajando fuerte lo voy a conseguir”.