Quizás ya tenga una decisión tomada Lionel Scaloni y el martes, en Belo Horizonte, y nada menos que ante el poderoso Brasil, el seleccionado argentino repita formación por primera vez en su corto ciclo como entrenador. O tal vez no.
Si bien el funcionamiento en los cuartos de final ante Venezuela no fue de alto vuelo, el equipo albiceleste mostró cierta solidez y, principalmente, equilibrio para el retroceso.
Claro que, pese al buen presente que atraviesa La Vinotinto, su jerarquía no puede compararse con la del rival al que Argentina enfrentará en el Mineirao, por un lugar en la final de la Copa América.
Y en ese laberinto bien podría situarse hoy mismo el entrenador argentino, si es que aún no tomó una decisión: protegerse de la fortaleza del conjunto dirigido por Tité no aparenta ser una tarea sencilla y debe definir qué riesgos tomar.
Disponer la misma alineación que viene de ganar en el estadio Maracaná presupone el otorgamiento de mayores espacios fértiles para el ataque brasileño, pero también un grado mayor de preocupación para la defensa local, debido a la envergadura de los nombres que compondrían el ataque argentino: Lautaro Martínez, Sergio Agüero y, en mayor medida, Lionel Messi.
Elegir una disposición táctica y estratégica un tanto más cautelosa, por el contrario, acercará al equipo argentino a la postura que Venezuela y Paraguay adoptaron ante Brasil, en la primera ronda y en los cuartos de final, respectivamente.
La infalibilidad de esta opción queda dinamitada si se toma en cuenta que, en ambos partidos, únicamente el VAR impidió la victoria en tiempo reglamentario de la verdeamarelha.
Se supone, entonces, que no es un momento ideal para adoptar esa postura especulativa, y someter a un riguroso y tal vez innnecesario examen, a una defensa que cumplió en Río de Janeiro pero que lejos está de ser una muralla inexpugnable.
En ese contexto, el de la evaluación de posibilidades y la toma de decisiones, el seleccionado se entrenó este domingo por última vez en suelo carioca, antes de emprender esta tarde su viaje hacia Belo Horizonte, donde tendrá una buena medida para saber cuántos pares son las tres botas que trae puestas.